
Tópicos cubiertos
Luchar contra el hambre nerviosa es absolutamente posible, gracias a la buena voluntad y algunos pequeños trucos. Es normal que en algunos momentos de especial estrés o melancolía pueda parecer difícil tener que renunciar a algo para picar, pero no debemos rendirnos. De hecho, gracias a la capacidad de autocontrol y una pizca de sentido común, será posible dejar de ser un “devorador de emociones” . Estos son algunos consejos útiles para combatir el hambre nerviosa en un abrir y cerrar de ojos.
Lucha contra el hambre nerviosa: eliminando la causa del estrés
Primero, si desea combatir el hambre nerviosa, debe comprender qué causó su estado de ansiedad . Una vez identificado el factor que subyace al nerviosismo, es necesario trabajar para encontrar una solución al problema o al menos intentar racionalizarlo.
Combatir el hambre nerviosa con suplementos
Si te encuentras con los ataques de hambre nerviosa a diario y no puedes remediarlos gracias al autocontrol, puedes recurrir a tomar complementos alimenticios que reduzcan el hambre por estrés. Piense, por ejemplo, en las algas magnesio, rodiola y espirulina .
Combatir el hambre nerviosa con una actividad física saludable
La práctica habitual de una disciplina deportiva ejerce una acción reequilibrante y anti-hambre sobre el organismo . El ejercicio físico, de hecho, estimula la activación de los llamados circuitos del placer en el cerebro, desviando la atención del constante deseo de atragantarse.
Elija alimentos saludables y elimine la comida chatarra
Si realmente es imposible renunciar a los snacks antiestrés, es recomendable preferir alimentos saludables y saciantes , mientras que aquellos que estimulen aún más el apetito y aquellos que pertenecen a la categoría de comida chatarra (es decir , comida chatarra , como caramelos, azucarados bebidas, papas fritas en bolsas, botanas envasadas, alimentos que contienen aditivos, etc.). Piense, por ejemplo, en frutas frescas y secas, verduras o yogur desnatado . Una excelente alternativa son las semillas de girasol y de calabaza, conocidas por su alto poder saciante.